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![]() Un niño abandonado finalmente recibe cariño ![]() La infancia de Nikita ha sido trágica. Él nació hace nueve años con alguna discapacidad mental de una madre soltera, Natasha. Debido a que nunca nadie le ofrecio una buena atención, Nikita siempre estaba enfermo, delgado y débil, y no empezó a hablar hasta la edad de siete años. Hasta hace poco, Nikita vivía en pésimas condiciones en una pequeña habitación con su madre en Ucrania. Compartían una pequeña cocina y un baño con 30 personas, y no había siquiera un escritorio o un lugar de estudio en su modesta casa. Natasha ganaba el salario mínimo trabajando como conserje en una escuela local, pero su salario no era ni es suficiente para criar a un niño. Cuando los miembros del centro de la comunidad judía local se enteraron de su situación, invitaron a Nikita a ser examinado por el médico de la Casa de Acogida para los escolares, auspiciada por La Fraternidad. El doctor dijo que nunca había visto el daño tanto físico y mental en su vida, y que la razón fue la falta de cuidado y atención que Nikita había recibido. Después de convencer a su madre, Natasha acordó inscribir a su hijo – de forma gratuita, gracias a la ayuda de la beca - a la Casa de Acogida, donde ahora se le proporciona con cuidado y amor. Por primera vez, Nikita está aprendiendo a leer y escribir, y después de sólo unos meses en la Casa, parece que está progresando bien. Nikita se muestra muy contento con la ropa y útiles escolares que ha recibido. A pesar de estos avances, sigue teniendo dificultades para comer, ya que tiene miedo de que su madre aparezca de repente y tome su comida, dejándolo hambriento de nuevo. La Casa de Acogida cree en las capacidades de Nikita, y está haciendo todo lo posible para ayudarle mental, física y espiritualmente. Este buen cuidado es posible gracias a los generosos donantes de La Fraternidad. |
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